martes, 13 de noviembre de 2012

AMORES DE LOCURA


No mas se vieron surgio entre ellos una intensa atraccion fisica que propicio la rapidez de la consumacion del matrimonio efectuada en 1496.

Estoy hablando de Felipe el Hermoso y Juana La Loca quien pronto quedo embarazada de Leonor y se segun la historia fue el detonante de las infidelidades de Felipe con las damas de la corte, fue tan publica la cosa que llegó a conocimiento de Juana quien le exigio a Felipe fidelidad, pero este ignoro su pedido y sigui siendole infiel.

Juana, presa de unos celos obsesivos, puso de su parte todo lo posible para volver a las apasionadas relaciones que antes tenían los dos, emprendiendo, a la vez, una estrecha vigilancia de Felipe y dando origen a innumerables anedoctas por ej cuando agredió a una dama de compañía, cortándola el cabello con sus propias manos, por tener sospechas (parece ser que con total fundamento ) que era una de las furtivas amantes de Felipe.

El 24 de febrero de 1500 nace su segundo hijo, Carlos, el futuro Emperador. Cuenta la tradición que el parto tuvo lugar en un pequeño retrete del palacio de Gante, porque Juana, a pesar de su avanzado estado de gestación, acudió a una fiesta para vigilar de continuo a su marido, sorprendiéndola allí la rotura de aguas. No debe extrañar que ante tan insólita afectación, los cortesanos empezasen a sospechar del equilibrio anímico de la futura soberana, comenzando a tejerse la leyenda de que estaba loca.
Las crónicas señalan una mejora en las relaciones entre los dos a partir del nacimiento de Carlos. No falta quien achaca el acercamiento de Felipe a su ambición, las circunstancias le colocan en disposición de reinar en España: D. Juan, hermano mayor de la princesa muere en 1497, un año más tarde corre igual suerte la siguiente hermana, Isabel; por último, el hijo de esta, el infante Miguel de Portugal fallece en 1500. Los desgraciados sucesos convierten de forma automática a Juana en heredera de las coronas de Aragón y Castilla. Fruto de la nueva luna de miel, da a luz a Isabel.
A principio del año 1502 Juana y Felipe llegaron a Fuenterrabía para ser proclamados príncipes de Asturias, y Gerona, títulos tradicionales de los respectivos herederos de Castilla y Aragón. El 10 de marzo de 1503 nacía en Alcalá de Henares el cuarto hijo del matrimonio: Fernando. Por el momento, las pretensiones de Felipe no podían ir más allá de lo conseguido. Alegando cierto desgobierno en sus estados se fue a Flandes: Juana, en contra de su voluntad, se queda en España. La separación aumenta los celos, que se vuelven más y más obsesivos.
Sus padres, los Reyes Católicos, con la excusa de su estado físico tras el reciente parto, insisten en mantener a Juana a su lado vigilando su evolución. Pero la voluntad de Juana es firme, desea ir al lado de su esposo. Venciendo los serios intentos de su madre por retenerla, acaba embarcando con destino a Flandes. Para su desconsuelo, allí comprueba que sus temores no eran infundados. La reina de Castilla, Isabel I, muere víctima de un cáncer. La nueva situación obliga a la pareja a volver a España, aunque un nuevo embarazo retrasa la partida; a finales del año 1505 Juana da a luz a María. Por fin, en la primavera de 1506, tras una breve estancia en Inglaterra, Juana y Felipe llegan a La Coruña.
El testamento de la reina Isabel deja como heredera de la Corona de Castilla a su hija Juana, pero una cláusula indica que, en caso de desequilibrio mental, la regencia sería encomendada al padre. D Fernando de Aragón. Esta disposición, sería la semilla de graves enfrentamientos políticos, que, con toda seguridad, agravaron el estado de Juana.

A Juana no la interesa el poder, estaba enamorada; para ser feliz sólo necesitaba la fidelidad de su esposo. Diferente era la actitud de Felipe, que ansíaba convertirse en rey, o de su padre D. Fernando, que ama la potestad. Ambos se enzarzan en una agria pelea con una referencia común: sus presuntos derechos a ejercer la regencia emanaban de la pretendida incapacidad de Juana.
Conociendo a estos personajes, a nadie le puede extrañar que los dos alentasen la locura de la reina. En septiembre de 1507 don Felipe jugaba un partido de pelota en Burgos. Cuando terminó, sudoroso, bebió agua helada, lo que le provocó una inmensa fiebre. Nunca se repuso, y el 25 de septiembre moría. Algunos decían que pudo haber sido envenenado, pero no se pudo probar.

El comportamiento de Juana tras la muerte de su esposo constituye la mayor fuente de inspiración para todo tipo de leyendas. En el momento de recibir la desgraciada noticia no derramó una sóla lágrima; pero su rostro adquirió para siempre un rictus de desconsuelo. Su amado Felipe fue enterrado de manera provisoria en Burgos, desde donde debía ser trasladado a la Capilla real de Granada. Pero una repentina epidemia aconsejó a la reina trasladarse a Burgos, donde llevó consigo el féretro.

Juana iba todo los días a la cripta, y después de almorzar en el monasterio, pedía a los monjes que abrieran el ataúd para acariciar a su marido. Le aterraba pensar que podrían llevar el cadáver de Felipe a Flandes, y necesitaba constatar a diario de que el cuerpo seguía estando allí. El 20 de diciembre, con la reina en avanzado estado de gestación, comienza el traslado del cadáver hasta el panteón real de Granada. El tétrico espectáculo de la comitiva, la cara pálida y aterrada de Juana, conmocionaban a la gente en los caminos. La comitiva, encabezado por la viuda, viajaba siempre de noche y alojándose en lugares donde las mujeres no pudiesen tener contacto con el cortejo, lo que aumentó las noticias de la locura de doña Juana.
Para aumentar los detalles morbosos, durante el trayecto la Reina se puso de parto, deteniéndose la comitiva en Torquemada (Palencia). En enero de 1507 nacía Catalina.

Tras el sepelio, Juana cayó en una gran depresión, y, su padre D. Fernando, ya sin rival, asume la regencia de Castilla. Para mayor control de la situación decide encerrar a Juana en Tordesillas. En 1516 murió D. Fernando, dejando el trono en manos de su nieto, e hijo de Juana, Carlos I de España (aquel niño nacido en el retrete del palacio de Gante).

La suerte de Juana no mejoró con el cambio de monarca; su hijo también estaba interesado en que figurase de manera oficial como incapacitada, de lo contrario no sería él el Rey, con lo que mantuvo la reclusión de su madre. Allí permaneció el resto de su existencia, vestida siempre de negro y haciendo una vida retirada. Había días en que se la oía llorar llamando desconsolada a su esposo, incluso, algunos decían que se la escuchaba hablar con él como si estuviera presente. Todo ello contribuyó a acentuar su problema mental.

El 12 de abril de 1555 fallecía doña Juana, tras 46 años de cautiverio atenuado, con su cuerpo cubierto de llagas al negarse a ser aseada y cambiada de ropa.

Quizá los celos de Juana degenerasen en una leve enfermedad mental, pero esta se vio agravada por las disputas de poder, primero entre su marido y padre y luego su hijo. Todos sus allegados prefirieron el aislamiento de Tordesillas en lugar de intentar la recuperación que, en su caso, pudiese haber sido, al menos, ensayado. Descansa para siempre, junto a su amado Felipe, en el panteón de la Catedral de Granada.

sábado, 3 de noviembre de 2012

LOS EUNUCOS... EL 3ER SEXO ?

Un eunuco es un hombre castrado.

El término se refiere normalmente a los castrados, a fin de cumplir una función social, como era común en muchas sociedades del pasado. En la antigua China la castración es a la vez un castigo tradicional (hasta la Dinastía Sui) y un medio de obtener un empleo en el servicio imperial.
Al final de la Dinastía Ming había 70.000 eunucos en el palacio imperial. El valor de tal empleo era tal - ciertos eunucos ganaron cierto poder que pudo haber reemplazado al del primer ministro - que se consideró ilegal la auto-castración.

El número de eunucos en empleos Imperiales se había reducido a 470 en 1912, cuando se dejaron de utilizar. Según investigaciones y estudios realizados por europeos en los siglos XIX y XX, el barbero primero envolvía desde su base al pene y los testículos conjuntamente en una venda común que ajustaba fuertemente, lo que producía dolor y proporcionaba la forma de una especie de embutido. A continuación iba retorciendo hacia un lado el paquete así formado, tomaba un cuchillo curvo, lo alzaba a distancia calculando para un corte fuerte y veloz
Biológicamente el macho humano castrado no se convierte en hembra en el sentido que no se produce cambio genético. En cambio, socioculturalmente, el eunuco no es ya hombre ni tampoco es mujer, se le considera así de un nuevo género. Y con ello usualmente se les encargan funciones especiales porque se pensaba que tenian poderes especiales.
El término "hijra" define a un grupo social en la India integrado por hombres que deciden castrarse y actuar como mujeres, aunque también comprende a los transexuales y hermafroditas. En la India se estima que hay hasta seis millones de eunucos que han dado un paso adelante al ganar el reconocimiento del tercer sexo en sus carnéts de identidad.
En la Antigüedad se creía que tenían poderes especiales y ocupaban un lugar destacado en la sociedad india de entonces como protectores de los harenes de la nobleza.

Según la tradición musulmana, ningún hombre podía poner sus ojos en el harem de otro hombre, por lo tanto requerían a alguien considerado “menos que un hombre” para el papel de la tutela marital sobre las mujeres del harem.
Y sin ir tan lejos, durante el barroco europeo, numerosos niños fueron castrados y utilizados para el canto: fueron los castrati, que se sometían a este proceso de esterilización para conservar su voz aguda... uno de los más famosos del siglo XVIII fue Farinelli, sobrenombre por el que era conocido Carlo Broschi (1705-1782), cantante castrato...