martes, 3 de abril de 2012

EL ABSURDO MITO DEL CINTURON DE CASTIDAD


Un cinturón de castidad es un cinturón o braga de hierro, cerrable con llave, que supuestamente se obligaría a usar a algunas mujeres en la Edad Media para evitar las infidelidades o deslices sexuales.
Su efectividad se basaba en el hecho de que, una vez cerrado el candado y retirada la llave, resultaba imposible que un hombre introduzca el pene en la vagina de la mujer dado la presencia de púas en el cinturón al nivel en que ésta se encuentra; por lo que constituye un bloqueo para iniciar el coito.


Graciosa historia cuyo principal objetivo carece de eficacia si tenemos en cuenta que la virtud de la cintura para arriba quedaba indefensa y seriamos muy tontos al pensar que nuestros antecesores carecian de imaginación en cuanto a las formas de pecar. (sexo oral incluido) porque si una mujer engaña a un hombre no hay nada que pueda impedirlo, lo unico eficaz seria no dar motivo y aun asi esto no seria 100 % seguro

Pero de donde sale la leyenda que no es mencionada entre los siglos XIV y XVI ni siquiera por autores de picantes satiras eróticas como fueron Rebelais o Boccacio?

Aparentemente el mito surge en Venecia, como sosten de una leyenda denigratoria sobre Francisco II a quienes los venecianos habian estrangulado en su celda junto a su hijo en 1406. Se decia que éste era un ser sádico, perverso y tirano que le habia puesto un cinturon de castidad a su mujer como instrumento de tortura y de ésta manera justificaban la ejecucion innecesaria

La Europa medieval y cristiana vio muchas barbaridades, pero ésta no fue una de ellas.

Pero sí hubo una época en la que existieron de verdad estos cinturones, aunque más pequeños, refinados y ligeros y se usaban solo en breves periodos: fue en el siglo XIX, la era de la burguesía y el puritanismo victoriano.

Lo usaron en esos años algunas mujeres en Inglaterra y Francia (los países más avanzados y, de hecho, los menos cristianos de la época). Podían emplearse en un viaje si se temía un riesgo de violación, o como romántica garantía de fidelidad. También podía recomendarse a adolescentes para combatir el autoerotismo que, según muchos médicos de entonces, podía comportar enfermedades. Así, algunos burgueses románticos y modernos recurrieron a algo que ni el más celoso o posesivo medieval concibió.


















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